Calidad en las obras.

Carlos A. Trobo, arquitecto.
Calidad es hacer las cosas bien, a conciencia. Y no "más o menos".

En la construcción, la tendencia es al "más o menos".
Cualquier trabajo, requiere ser bien proyectado, bien transmitidas las instrucciones al obrero que debe realizar y bien realizadas por este.
Así de fácil.
Pero las comunicaciones se distorsionan por la falta de claridad en la orden que se da y también por falta de atención o capacidad para entender del que la recibe.

Werner Von Braum, decía que siendo alumno de una escuela industrial en Prusia, le dieron un trozo de hierro para que con una lima,  hiciera un cubo.
Tres veces, no muy convencido por le calidad de su trabajo, intentó presentar el cubo al profesor, y siempre recibía un  rotundo "NO", sin más explicaciones.
Entonces, decidió entregar el cubo, recién cuando él estuviera convencido de que realmente estaba  bien. Entonces lo presentó y el profesor le dijo: "SÍ".

La base de la calidad es el esfuerzo por tener una visión clara de lo que hay que hacer, y efectuar una clara y detallada explicación adaptada al nivel de formación intelectual del encargado de realizarlo, cuidando ser bien entendido.

En los EEUU, durante la guerra (1939/1945) los campesinos debieron ser entrenados en muy corto tiempo para ira a trabajar a las fábricas de armamentos.
Primero se le daba instrucciones sobre el trabajo a realizar y se le hacía realizarlo.
De inmediato, se le pedía que dijera que errores creía había cometido.
Y se le decía que hiciera ora vez el trabajo "sin esos errores" y si al presentarlo todavía tenía defectos, se le decían recién ahora los defectos que hallaba el instructor.
Y se le hacía realizar el trabajo finalmente, sin errores.

La calidad de loa autos americanos, europeos, etc, era tan mala, que cada 1000 autos fabricados, volvían  un 30 o 40% por reclamos de defectos.
Los japoneses, captaron el concepto de calidad y redujeron los reclamos, al 0,5% y obligaron a cuidar la calidad de los automóviles en todo el mundo.

En Uruguay, en la construcción, hay una escasez de capacitación en la mano de obra, que espanta.
No hay una formación técnica cabal.
Hay un aprendizaje lleno de baches mezclado con audacia personal, que pervierte toda aplicación de cualquier técnica.
Cuando yo empecé a trabajar como arquitecto (1951), muchos obreros inmigrantes de Europa Central, de Italia, de España, me enseñaron lo que ellos habían muy bien aprendido en escuelas, verdaderos "centros" de calidad.
Con ellos aprendí bastante y pude con los años, tratar de transmitir algo de lo aprendido a otros más jóvenes.
Pero no encontré mucho eco, porque aquí no se promueve y premia el conocimiento del obrero, más bien se desanima el esfuerzo por aprender.

Aunque hayan hecho liceo, el desarrollo mental de este, no se sabe aplicar a hacer las cosas con calidad.
La calidad es vital.
A tal punto, que si uno quiere aplicar aquí alguna técnica nueva, como me ha pasado, de repente, hasta el mismo fabricante o importador del nuevo producto, es más comerciante que cultor de la buena construcción, y se preocupa solamente "por arriba" del producto, sin considerar la mecesaria adaptación al personal que lo usará, al clima, etc. y no nos darán generalmente, ninguna de las partes negativas del producto como si se tratara de un secreto de estado.

No detallaré las muchas oportunidades en que he tenido que hacer  repetir los trabajos también por la  falta de atención del obrero o de su jefe, o a las propias barreras que la "viciada de mil defectos y mal aprendidos conocimientos que ellos llaman" su experiencia personal" y que hace que apenas nos retiramos de la obra, ellos proceden de acuerdo a su criterio, así y las cosas salen mal.

Recuerdo que el arquitecto Vilamajó, pidió en Villa Serrana, que le pusieran un constructor "bien burro" para poder darle las órdenes sin temor a que este hiciera lo que quisiera.

Parece que desde esos tiempos, no hemos avanzado.
¿Cuándo será el día en que veamos verdaderos "misioneros de la calidad" en las obras?


Comentarios

  1. pienso que tiene que ver con la condición humana...No se trataría ya de obreros que -por falta de formación o mala leche- destruyen la calidad obrando mal: es el ser humano, que en un lamentable 90% responde peor a lo que entendió mal. Es obvio y evidente que el centro nuclear de una obra es su calidad, por que esa verdad aplica (o debería aplicar) al pan que comemos o la prenda que vestimos y también a un edificio. No obstante, pareciera haber un virus ético que atraviesa generación por generación donde, sin aviso, lo que se puede hacer bien se hace más o menos. De modo que todo texto, sea técnico o de orientación filosófica que promueva el orden, la reflexión, el sentarse a pensar de qué forma podemos hacer mejor lo que por o general se hace mediopelo, para mí es bienvenido. Por tanto coincido 100% en la visión de el señor Trobo, a quien anónimamente saludo. (dicen que si es anónimo y es bueno, es doblemente bueno)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario